Entre los cientos de tipos de barcos que existieron, hoy nos quedamos con el jabeque, una embarcación ligera que se utilizaba, sobretodo, para el combate.
Durante el siglo XV las ansias expansionistas de los países europeos y norafricanos estaba en pleno auge. Así, se creaban ciertos tipos de embarcaciones con el único fin de conseguir doblegar al enemigo. De esta manera nació el jabeque, el cual, debido a su sistema de propulsión (a vela, pero también ayudado a veces con remos de forma auxiliar), su forma triangular y su capacidad de portar cañones, se convirtió en una máquina imparable de la guerra.
Jabeque argelino
Fue el primero en ser creado, allá por el siglo XV. Fue adoptado por los piratas de Túnez y de Argelia para sus incursiones en la zona cristiana del Mediterráneo. A finales del siglo XVII los corsarios magrebíes modificaron su estructura al eliminar los remos, lo que dio lugar a un buque de casco alargado, fácil para elaborar difíciles maniobras y de poco calado, con tres mástiles que llevaban como aparejo velas triangulares. Lo más característico era la inclinación hacia delante del palo de trinquete.
Su velocidad, unida a la artillería que empezaron a montar en el siglo XVII, lo hacían prácticamente imbatible. La artillería solía ser de unos 20 cañones en una batería descubierta.
Jabeque español
Fueron creados en Cartagena, en el año 1750. Según su tamaño, se dividían en grandes, de 680 toneladas, y armamento de 38 cañones; medianos, de 420 toneladas, y también con capacidad para 38 cañones, usado principalmente en operaciones especiales, y pequeños, de unas 275 toneladas y 20 cañones, destinados específicamente a guardacostas y vigilancia costera.
Jabeque-polacra
Ya durante el siglo XVIII, España y Francia crean la llamada polacra-jabeque. La diferencia fundamental con el jabeque era el aparejo. En lugar de las velas triangulares portaban velas cuadradas en los palos mayor y trinquete. Estaban dotados de una batería de artillería que oscilaba entre 16 y 24 cañones.
Hasta aquí con nuestra sección de hoy. Un abrazo enorme, y sed cautelosos en el mar, que hoy no es el mejor día para navegar. ¡Hasta mañana, grumetes!


