Las mareas son oscilaciones periódicas, en grandes extensiones, del nivel del mar, originadas por la atracción que ejerce la Luna sobre las aguas. La Luna, a medida que efectúa la revolución alrededor de nuestro planeta, levanta con su fuerza de atracción las masas de agua dirigidas hacia ella, mientras que las que se hallan en los antípodas suben casi lo mismo debido a la fuerza centrífuga de la rotación terrestre.
En este fenómeno influye también la atracción solar. Cuando las dos fuerzas se unen, dan origen a mareas vivas, y cuando las líneas que unen sus centros con los de la Tierra forman un ángulo recto, ocurre lo contrario, pues las fuerzas se compensan anulándose, con lo que producen las mareas muertas. Este movimiento es visible y algunas veces espectacular.
El movimiento ascendente del nivel del mar se llama flujo, y el descendente, reflujo. El nivel más alto se denomina pleamar, y el más bajo, bajamar. En la actualidad las mareas se controlan y miden con aparatos llamados mareógrafos. Las corrientes de mareas coinciden con el flujo y reflujo, los que causan efectos erosivos en las desembocaduras fluviales.
Conforme la Luna gira en torno a la Tierra su fuerza gravitacional ejerce atracción sobre el continente y océanos. Al mismo tiempo la gravedad de la Tierra controla a la Luna y evita que se salga de su órbita. La atracción de la Luna mueve montaña y levanta una pequeña pero perceptible marea en la corteza terrestre. Además, atrae los mares y océanos, elevando varios metros el nivel del agua en algunos lugares. Este efecto es similar al de una aspiradora que pasa sobre un tapete y crea un abultamiento.
La fuerza que ejerce la Luna causa un crecimiento de la marea que eleva el nivel de los océanos. Conforme gira la Tierra y nuevas zonas quedan bajo la influencia lunar, la pleamar se mueve con lentitud, creando olas altas en una región y bajas en otra. La bajamar se presenta en una cuarta parte de la circunferencia terrestre por delante del paso de la Luna y a la misma distancia por detrás, siempre y cuando haya océanos.
La órbita de la Luna en torno a la Tierra es afectada por gran variedad de factores y al igual que las mareas depende del contorno del océano. Por ejemplo, el mar Mediterráneo, prácticamente rodeado por tierra, casi no presenta mareas, y el Golfo de México sólo una pleamar al día.
Resulta extraño que un crecimiento de la marea se presente a unos 13.000 Km. de distancia al otro extremo de la Tierra. La influencia gravitacional de la Luna allí es casi 7% menor que en el lado más próximo, pero la fuerza centrífuga de la Tierra empuja los océanos hacia afuera. Esto provoca la pleamar y la bajamar en esa parte del mundo. De no suceder así, habría sólo una gran pleamar y una bajamar en cada rotación terrestre. Pero, como usted puede constatar si se encuentra cerca del mar, el tiempo entre mareas es de unas seis horas, y hay dos de cada una al día.
Aun sin la influencia de la Luna, nuestros océanos y mares tendrían mareas, aunque menos vivas. La atracción gravitacional del Sol influye también sobre la Tierra. Esta fuerza, mucho más fuerte en su origen que la que ejerce la Luna, influye menos debido a la distancia que nos separa del Sol.

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